La 71ª edición de los Cursos de Verano de Cádiz acoge una mesa redonda sobre el “Uso de la lengua española en el periodismo político” 8 julio 2021
Coordinada por Esther López Palomera, ha contado con la participación de Luis García Montero, Jesús Maraña, Javier Casqueiro y Lucía Méndez
La 71ª edición de los Cursos de Verano de Cádiz de la Universidad de Cádiz, han acogido esta tarde una mesa redonda, donde se ha debatido sobre el uso de la lengua española en el periodismo político. Este encuentro, que ha sido coordinado por Esther López Palomera, adjunta al Director en eldiario.es, ha contado con la participación del director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, el director Editorial de Infolibre, Jesús Maraña Marcos, el redactor Jefe de Política de El País, Javier Casqueiro Barreiro, y la redactora Jefa de El Mundo, Lucía Méndez Prada.
De esta manera, el Vicerrectorado de Cultura de la UCA ha programado un encuentro del máximo nivel profesional para abordar el uso del español para, con esta iniciativa, respaldar la candidatura de la ciudad de Cádiz como sede del X Congreso Internacional de la Lengua Española. Un diálogo entre relevantes firmas del periodismo político español, a los que han acompañado el rector de la UCA, Francisco Piniella, el vicerrector de Cultura, José María Pérez Monguió, y los delegados de Cultura y Fiestas y de Patrimonio del Ayuntamiento de Cádiz, Lola Cazalilla y Paco Cano, respectivamente.
Para García Montero, cuidar el mensaje es muy importante. La libertad “no es poder decir lo que pensamos sino en poder pensar lo que decimos”. El director del instituto Cervantes explica que “un filólogo no es un purista porque el lenguaje pertenece a la gente. Analiza en qué modo se habla para dar testimonio y comprender cómo funciona el lenguaje”. Acerca del español, confirma que es “una lengua muy fuerte, por lo que hay que intentar mantener la unidad estableciendo puentes y respetando matices. Al final, los hablantes serán los que impongan las ideas”. Y en este camino, “informar significa conocer y comunicar es establecer vínculos y estados de ánimos; y, ahí juegan un papel importante los periodistas políticos”. En las intervenciones públicas “hay que tener cuidado con las palabras y con la caricaturización y sus personificaciones, así como con la invención de palabras o neologismos que pueden estar cargados de veneno”. Ha reconocido que “los desplazamientos y las metonimias son peligrosas”.
En opinión de Esther López Palomera, “en una España donde solo se ven negros y blancos, son difíciles los grises”. La periodista ha afirmado que las palabras “no son inocentes y como periodistas tenemos que combatirlas sobre todo cuanto tratan de manipular, de ocultar o de presentarse como una verdad absoluta”. Asegura que “nos fiamos demasiado de los políticos y de sus códigos. Nuestra herramienta es la lengua. Nosotros con la forma de contarlo hemos normalizado cuando los políticos se apropian de ellas y hay expresiones que reproducimos automáticamente”. En este sentido, pone como ejemplo la escalada de “eufemismos para usar palabras blandas para ocultar realidades graves”. Los periodistas, reconoce, que deben esforzarse más para que no se “nos escamoteen las explicaciones. ¿Debemos asumir los periodistas esos marcos lingüísticos que la política nos impone? Nosotros hemos contribuido a la simplicación y a la dialéctica amigo-enemigo que polariza y empobrece el lenguaje, que se ha convertido no en una forma de comunicarse sino de agredirse”. Con respecto a las redes, se traslada el formato: “hay demasiado ruido y sintetizamos el lenguaje en la degradación de los 140 caracteres”.
Asimismo, Jesús Maraña ha recordado hasta qué punto “somos cómplices de la situación y la polarización política. El abuso de declaracionitis es más sencillo y cuesta menos que hacer periodismo”. La función del periodista, en su opinión, está fallando debido “al descrédito de los intermediarios. Cada vez que aceptamos y utilizamos la neolengua para disfrazar la realidad estamos colaborando con la desinformación”. Los eufemismos y trampas del periodismo político tienen “caducidad” y hay que estar “muy atentos para filtrar y traducir lo que es información o es trampa”.
En palabras de Lucía Méndez, el lenguaje de la política y del periodismo se ha convertido en un lenguaje “bélico que atiende a las emociones. Se utilizan conceptos más morales que políticas”, en un lugar donde “los hechos no son objetivables y las palabras no sabemos qué significan”. Las redes sociales, según la periodista de El Mundo, nos alimentan: “se ha creado un universo a través de la memeficación de la comunicación y de la política. Estas nuevas narrativas no cuentan las cosas”. Por ello, los medios tienen que pelear por la atención de los lectores “convertidos en consumidores o usuarios y quien paga, manda. No se busca una información que busque contexto, sino que afirme tus posiciones a través de las cámaras de eco”.
Javier Casqueiro, ha comentado que se ha producido una evolución positiva en las palabras en el campo del sexismo o la inclusión social. Se ha apreciado una “suavización de los lenguajes”. Ahora “tenemos libros de estilo”, en el campo profesional para refrendar sus usos. Ha compartido con sus interlocutores que la aparición de las redes sociales nos ha afectado a todos y nos ha obligado a utilizar el idioma de otra forma, en un mundo donde “las redes sociales son imprescindibles”.