El servicio de Extensión Universitaria del Vicerrectorado de Sostenibilidad y Cultura de la Universidad de Cádiz organiza la exposición de pintura El 12 como unidad de medida de Verónica Sanz en la sala de exposiciones del Campus de la Asunción de Jerez. La muestra podrá visitarse, de lunes a viernes y de 9 a 14 horas, desde el 10 de julio hasta el 3 de octubre de 2025 en el edificio Despachos y Seminarios del Campus de Jerez.

La pintura de Verónica Sanz nos adentra en la plasticidad de la forma cromática. Desenlaces básicos de una estructura donde todo queda supeditado a la magia envolvente de las gamas. Formas plásticas que imponen su máxima naturaleza, que se abren a perspectivas sin matizar, que diluyen las bases representativas, perdiendo identidad ilustrativa para alcanzar la máxima potencia expresiva y, en una manifestación controlada de gestos coloristas, llegar a los medios de una abstracción esencial que abre los perfiles de la emoción formal y acentúa el carácter de una pintura poderosa en continente y contenido. Sabia medida de una secuencia estructurada desde el doce para alcanzar la plenitud total en torno a la sensualidad del gesto cromático; pintura que hace adivinar un apasionamiento total de y por lo artístico; que se abre a un básico expresionismo que circunscribe un paisaje tangente a lo real para adentrarse por senderos coloristas que auguran sutiles episodios de una abstracción serena y bien matizada.

La autora explica que “El 12 como unidad de medida es una realidad superior, un ente artístico supremo donde todo es posible gracias a la fuerza estructural del color. Doce que impone su ley y que llega a todos los sectores. Doce. Una docena. Doce números. Doce días. Doce segundos. Doce meses. Doce años. Doce centímetros. Doce pinturas. Doce metros. El nombre de esta exposición no ha sido fácil de encontrar. Aunque suene como un tópico, el nombre encontró a la pintura. El desarrollo de la obra ha ido encaminándose poco a poco, inexorablemente, hacia el número doce. El paso final de este largo camino hacia un nombre adecuado fue la adquisición hace unos meses de un rollo de papel de acuarela que a priori no tenía aspecto de servir para nada interesante. Al empezar a trabajar las tintas sobre el soporte, pronto se reveló como un material inmejorable para trabajar. Y al medirlo y comprobar que tenía doce metros de largo, el nombre, doce, se quedó fijado en los colores. Y sin intención previa, ese rollo de doce metros se vio transfigurado en el cierre del trabajo que me ha ocupado los últimos tres años”.

Su formación pasa por el estudio de David Saborido que le abre los caminos técnicos y, sobre todo, le fomenta el entusiasmo por el arte contemporáneo y sus múltiples facetas y derivas. En el estudio del pintor jerezano conoce a muchos autores que comparten con ella la pasión por lo artístico. Entre ellos destacan los nombres de María Luisa Rey y Antonio S. Temblador, dos entusiastas del arte que siguen su misma andadura. El periodo formativo en el taller de la Casita Amarilla se completó con numerosos cursos de artistas importantes.

Su experiencia expositiva comienza en la sala del Diario de Jerez con la muestra individual Ultranza para, desde allí, conducirse por los complejos de una carrera que ella afronta con serenidad y sabiendo en todo momento cuáles son sus circunstancias. Más tarde llegaría, Mudanzas, una muestra individual en la sala del Centro Cultural Iglesia de San José de Puerto Real, su ciudad natal. Ha expuesto, asimismo, en numerosas exposiciones colectivas e, incluso, ha participado en el comisariado de alguna muestra. El 12 como unidad de medida es su tercera muestra individual.